Dolor abdominal, ¿cuándo me preocupo?

Todo el mundo, y no solo los niños, tiene dolor abdominal de vez en cuando. Las causas que pueden provocarlo son muy numerosas, desde alguna indigestión hasta un proceso vírico. Es una de las patologías que más motivan la consulta en urgencias y plantean un reto diagnóstico. Los médicos nos valemos de la exploración y la historia clínica para discriminar entre los dolores de tripa banales y los que pueden estar poniendo de manifiesto una enfermedad más grave.

La mayoría de las veces la causa es benigna y transitoria. Fuente: Pixabay.

Cuando los niños se quejan de dolor de barriga todas las familias tenéis en mente la apendicitis, ya que os asusta y es comprensible. Hoy voy a explicar en qué síntomas debéis fijaros para saber si el dolor abdominal de vuestros hijos apunta a algo que se va a resolver en un par de días con alimentación saludable y reposo o si por el contrario conviene acercarlos a urgencias.  

Antes de empezar hago un inciso para recordar que cualquier niño debería ir a urgencias si tiene mal aspecto general: está muy decaído, cuesta despertarlo, tiene la boca seca y los labios cortados, respira de forma superficial o con dificultad, ... Los signos de los que hablo a continuación son para los niños que, aunque tienen dolor de tripa, están estables y su valoración se puede demorar.

Y ahora vamos al lío: así, resumiendo, un dolor abdominal parece preocupante cuando:
  • No es de tipo "retortijón", que técnicamente se llama cólico. El dolor cólico es aquel que da como crisis o pinchazos más fuertes, muy dolorosos, en los que el paciente prácticamente se retuerce... y luego se intercalan periodos de estar bien. Este tipo de molestias se suele generar por movimiento de los intestinos por aumento de gas, indigestiones, gastroenteritis y similares. El dolor abdominal que más preocupa, por el contrario, es aquel que es continuo, durante todo el rato igual, y va aumentado poco a poco de intensidad según pasan las horas. 

  • Altera la postura: el niño no puede caminar derecho, va encorvado, y tampoco se puede estirar del todo cuando está acostado porque le duele más. Si está todo el rato encogido, ojo.

  • Del mismo modo, es preocupante un dolor abdominal que aumenta cuando el niño se mueve: cuando camina, cuando salta... si hay intervalos de tiempo en los que el paciente está saltando sin inmutarse, es poco probable que la causa subyacente sea importante.

  • Asocia pérdida de apetito, el niño no quiere comer.

  • No es un dolor central, alrededor del ombligo, sino que se localiza en puntos menos habituales: la boca del estómago (epigastrio), el costado derecho... 

  • Al tocarle la tripa al niño la notamos dura, no nos deja hundir los dedos porque le duele mucho.

  • El paciente ha recibido un golpe en la zona del abdomen en las horas previas.

  • Y por último, cualquier dolor abdominal en un niño con características especiales como enfermedades de base, trastorno autista... debería valorarse con más cuidado porque no siempre manifiestan los síntomas del mismo modo. 
El dolor más típico es el cólico, el que da retortijones, que no suele traducir una enfermedad grave pero es bastante molesto. En ocasiones puede ser que el niño incluso llore cuando tenga las crisis más fuertes, pero luego se le pasa y está contento, con buen estado general, apetito conservado y postura normal. Debéis saber que los analgésicos habituales (paracetamol, ibuprofeno) no son muy eficaces para este tipo de dolor, incluso pueden ser contraproducentes porque algunos pueden provocar irritación de la mucosa gástrica y empeorar el cuadro. 

¿Y qué podemos hacer con el dolor abdominal cólico? Pues lo que yo siempre les recomiendo en urgencias a los peques es que, cuando tengan un retortijón fuerte, intenten sentarse en el lavabo y hacer fuerza para expulsar algún aire... cualquier gas que consigan sacar fuera ya es uno menos que tienen dentro ;-)




Enlaces de interés:
Pediatría Integral.
Errázuriz G., Corona F. Dolor abdominal de origen orgánico.
Familia y salud, información para padres.

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