Una guardia de 24h en Pediatría.

La entrada de hoy es un poco diferente. Mucha gente sabe que los médicos hacemos guardias de 24h en el hospital pero no entienden bien cómo funciona la logística. ¿Luego libráis tres días "como los bomberos"? ¿Os vais a dormir a casa y os llaman si hay una emergencia? ¿Tenéis descansos para comer? Todo esto son cosas que a veces los pacientes me preguntan con genuina preocupación, como pensando "pobre gente". También hay a veces lo contrario: gente que piensa que tardamos mucho en atender porque estamos durmiendo la siesta. En cualquier caso, si tenéis curiosidad por saber cómo es una guardia en pediatría de primera mano, os invito a leer la crónica :)

Se nota que estos no están de guardia porque van bien peinados, maquillados,
sonrientes y llevan un pijama monísimo y de su talla.

  • Suena el despertador a las 7:00h y primera sorpresa del día: tengo un dedo del pie rojo, inflamado y me duele bastante. Parece alguna infección local, quizá por una picadura, pero como puedo caminar igualmente me pongo una tirita debajo del calcetín y a trabajar. Antes de nada, por supuesto, me echo un café de medio litro entre pecho y espalda.

  • Entro a las 8:15h, me cambio, voy a la sesión. Todas las mañanas los pediatras nos reunimos y comentamos los pacientes que hay ingresados, las pruebas pendientes, posibles dudas. Ponemos en consenso ideas, opiniones, planteamos el tratamiento a seguir. Así todos conocemos a todos los niños y estamos listos para atenderlos si nos avisan.

  • A las 9:00h empiezo en urgencias, que es mi puesto de trabajo habitual. Es lunes, así que la mañana está movida. Vienen muchas gastroenteritis, están todos con algún virus que les provoca diarrea y vómitos. Algunos no están mal, otros deshidratados y necesitan gotero. Veo una neumonía, algún traumatismo, coloco dos escayolas. A las 10:00h me preparo un café soluble y me lo bebo sin moverme de la mesa de trabajo mientras sigo atendiendo niños. A las 11:00h tengo hambre, pienso que en cuanto pueda parar diez minutos me comeré un yogur pero me tiro toda la mañana buscando el hueco y cuando me quiero dar cuenta ya son las 14:00h.

  • El dedo se me ha puesto peor, ahora voy coja y me duelen mucho los zuecos del uniforme. Echo un vistazo, tiene peor aspecto, empiezo con el antibiótico en pomada y me coloco un vendaje improvisado con una gasa para poder seguir la marcha.

  • A las 13:00h hay varios niños esperando fuera, pero tengo uno en observación que está delicado y necesita más atención. Como consecuencia, hay un paciente que ha venido por tos y mocos que lleva hora y media en la sala de espera. El padre entra a quejarse, le explico la situación, no se  queda nada convencido pero ve que tengo esto lleno de gente y no le queda otra que salir fuera y seguir esperando su turno.

  • A las 15:00h viene mi compañera de guardia, que ha trabajado por la mañana en su centro de salud y se incorpora al hospital ahora. Bajamos a comer a la cafetería y luego pasamos por las habitaciones para ver a los ingresados. Somos las dos únicas pediatras del hospital durante la tarde y la noche, lo que significa que tenemos que ocuparnos de la planta de pediatría y los partos. En urgencias contamos con la ayuda de una compañera de Medicina de Familia que ve con nosotras a los niños que van llegando. Menos mal que está ella, si no no daríamos abasto.

  • Llaman de paritorio por la tarde, tenemos que asistir a un bebé que necesita reanimación: se intuba, se ventila, se pone un gotero. Todo el personal se vuelca de lleno con esto, es una emergencia de prioridad absoluta. Están las ginecólogas, las enfermeras y varios auxiliares con nosotras. Tenemos que contactar con otro hospital para trasladar al niño porque en nuestro centro no contamos con Unidad de Cuidados Intensivos.

  • Por la noche se traslada al peque, podemos volver a urgencias donde por suerte la médica de familia ha estado trabajando a destajo y viendo a todos los pacientes que han venido durante la tarde. A las 22:00h tenemos un momento más tranquilo, bajamos a cenar. No tengo mucha hambre pero la camarera que es un encanto ve la cara que traigo y me pone más verduras de guarnición. En estos momentos se agradece cualquier gesto amable, los de cafetería también tienen jornadas maratonianas y hay que darse ánimos entre todos.

  • A las 23:00h llega un asmático con una crisis grave, hay que ponerle varias nebulizaciones y oxígeno. Estamos muy cansadas pero no podemos parar ahora. A la 1:00h llega también una paciente crónica que respira con dificultad y también necesita oxígeno.

  • A las 3:00h urgencias está casi vacío, los dos niños están mejor, se queda un compañero de familia y nosotras nos vamos a la planta. Los ingresados han pasado buena tarde. Hacemos turnos para dormir: la otra pediatra se queda hasta las 5:30h y yo después hasta las 8:00h, pero llevamos cada una un busca para llamarnos si nos necesitamos. Me voy a la cama, tengo el dedo más inflamado y con pus, me hago una cura con desinfectante y lo vuelvo a vendar.

  • Me llaman a las 6:00h por un paciente de urgencias que se dio ayer un golpe en la cabeza y ahora está vomitando sin parar, necesita un TC. A las 8:00h bajo a desayunar con mi compañera, nos reímos de las ojeras y los pelos que llevamos, ha sido una guardia dura pero el humor es lo último que queda. Vamos a la sesión de pediatría, a las 9:00h finalmente me cambio y me voy a casa. Hoy tengo el día libre pero mañana toca trabajar otra vez.

Si os ha gustado la crónica os remito a la cuenta de Twitter de Dos pediatras en casa (@2pediatrasncasa) que hace poco publicaron un hilo contando también su guardia de 24h, incluyendo el emocionante hurto de un yogur ;)
Nos leemos la semana que viene.

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