La atención del bebé en paritorios.

En cada hospital el paritorio está montado de una manera diferente: algunos tienen la cuna de reanimación dentro de la misma sala donde las madres dan a luz, otros la tienen en otra habitación, unos tienen también cuna en los quirófanos de las cesáreas, otros no... Hay multitud de sistemas distintos, pero en general hoy en día todos tenemos claro que lo mejor, si el niño nace bien, es que se quede encima de la madre

No obstante, hay veces en las que no nace bien: no empieza a llorar, está muy blanco, no tiene fuerza, ... y entonces tenemos que actuar. En mi hospital la cuna para el niño está en la misma habitación donde ocurre el parto (o la cesárea), pero aun así los padres no tenéis mucha visibilidad porque la madre no puede moverse y estamos todos alrededor del bebé. Siempre se generan las mismas dudas, la misma inquietud: ¿Por qué no llora? ¿Qué le están haciendo?

Fuente: Pixabay.

Voy a hablar hoy de la reanimación neonatal, porque tener información suele ayudar a tranquilizar un poco los ánimos en esos momentos de estrés. En primer lugar, no os asustéis si no hay un pediatra siempre presente, lo más habitual es que no sea necesario ya que los matrones están perfectamente capacitados para atender un parto. Si es un parto normal y todo va bien no hace falta nadie más, y si el niño nace con algún problema también saben lo que tienen que hacer hasta que llegue el médico, así que estáis cubiertos.

Nos ponemos en situación: el bebé no ha nacido bien y avisan al pediatra. Tardamos en llegar unos minutos según dónde estemos dentro del hospital, pero no más. De hecho normalmente vamos corriendo por el pasillo, y no son pocos los resbalones y caídas tontas que nos llevamos en el proceso  😅  Tenemos que colocar al niño en la cuna de reanimación. ¿Por qué no se puede hacer encima de la madre? Porque necesitamos acostarlo boca arriba, extender el cuello y abrirle la boca para que respire. También necesitamos auscultarlo para buscar el latido y valorar cómo entra el aire. 

Si no respira por sí solo lo estimulamos, lo frotamos con cuidado pero con energía, sin hacerle daño pero con el vigor suficiente para que, si está aletargado, empiece a llorar. Esto tampoco se puede hacer bien encima de la madre porque el niño no se sacude sin ton ni son, se hace siempre vigilando que el cuello y la cabeza estén alineados y bien sujetos para no zarandearlo. Si no es suficiente, transcurrido el primer minuto de vida empezamos la ventilación.

Este es un dispositivo de mascarilla y bolsa para ventilar. Fuente: Wikimedia commons.

Es entonces cuando valoramos la frecuencia cardíaca, porque si está muy baja o ausente hay que iniciar el masaje cardíaco. Si con esto no reacciona se valorará pincharle para cogerle una vía y pasar medicación, y si es necesario se intubará para optimizar la ventilación. También en ocasiones hace falta aspirar a través de la nariz o boca, porque algunos niños nacen con muchas secreciones y eso les impide respirar: en estos casos utilizaremos una sonda que a simple vista os puede parecer gruesa, pero necesitamos despejar su vía aérea lo antes posible.

Es normal que oigáis el pitido de las alarmas, algunas de ellas simplemente están ahí para recordarnos cuánto tiempo ha pasado desde el parto y no quieren decir que nada vaya mal. Tampoco os fiéis solo del llanto, hay niños que están bien pero no lloran porque no les apetece, a pesar de estar respirando con normalidad y de que su corazón funcione sin problemas.

Por último me gustaría recalcar dos cosas, que suelen ser las que más os agobian a los padres: la primera es que a todos nos gustaría que el parto fuese todo lo que habéis soñado y más, que estéis tranquilos en una habitación agradable, que tengáis intimidad y haya la menor gente posible, pero a veces esto no puede ser. A veces el monitor detecta alguna anomalía y entonces las prioridades pasan a ser otras: garantizar la seguridad de la madre y el niño. Puede que para ello sea necesario pasaros a un quirófano o que la habitación se llene de gente: dos o tres ginecólogos, dos o tres enfermeros, el matrón, los auxiliar, los anestesistas, los pediatras... ninguna de las personas que estamos ahí sobramos, os lo puedo asegurar. En situación de emergencia siempre faltan manos, y trataremos de ser lo más respetuosos que podamos con vuestra privacidad pero lo primero es lo primero.

La segunda cosa es que a ningún pediatra nos gusta separar al bebé de vosotros si se puede evitar, pero a veces también esto es necesario. Si el niño no se está adaptando bien a respirar, aunque ya lo veáis mejor y llorando, puede que tengamos que llevarlo a la incubadora durante unas horas. Os iremos informando de lo que suceda y en la mayoría de casos podréis venir a ver a vuestro hijo, pero creednos cuando os decimos que, por su seguridad, en ocasiones es conveniente que esté monitorizado y más vigilado en un primer momento.




Enlaces de interés:
Reanimación neonatal según ILCOR 2015, en anestesiar.org.

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