Resistencia a los antibióticos.

Resulta que estamos en la Semana Mundial de Concienciación sobre el uso de los Antibióticos, según la OMS. A estas alturas todos sabéis que las resistencias a los antibióticos empiezan a ser un problema, pero no sé si la población general está realmente concienciada. Una cosa es oír esto en las noticias y otra muy distinta aplicarse el cuento. ¿Y por qué digo esto? No puedo poner la mano en el fuego por todos los pediatras del mundo, pero conozco a muchísimos compañeros de profesión que dedican bastante tiempo en sus consultas y en urgencias a explicar a las familias que la mayoría de infecciones de la infancia son víricas, que no necesitan antibiótico, que no tiene sentido dárselo, que no va a ayudar al niño, ... y sin embargo todavía hay mucha gente que lo demanda contra todo el sentido común y se enfada si no se le receta.

Eso me hace pensar que, por más que se informe a los pacientes de lo contrario, la leyenda urbana de que "los antibióticos son lo que de verdad me va a curar" está demasiado extendida. Vamos a aprovechar esta Semana Mundial de Concienciación para razonar cuándo están indicados, cuándo NO y qué problemas reales se derivan de su abuso.


Dar antibióticos en una gripe es como darlos para un hueso roto: no sirven de nada.
Fuente: publicdomainpictures.

 

El pediatra no te quiere dar antibiótico pero tú conoces mejor a tu hijo que él: tiene fiebre muy alta, se encuentra fatal y a ti eso no te parece un virus.

Esta es bastante habitual, ¿te sientes identificado? No pasa nada, es normal que te preocupes por tu retoño, pero te voy a pedir que leas este párrafo con la mente abierta y que estés dispuesto a considerar que a lo mejor, si todos los médicos te han repetido mil veces que lo más común son los virus, puede ser que el que se equivoca seas tú.

Te voy a poner un ejemplo: durante las últimas semanas, te has fijado en que cuando llevas pantalones vaqueros hace buen tiempo y cuando llevas traje llueve. Esta pauta se repite durante tres meses, diez meses, dos años. ¿En algún punto vas a llegar a creer que tu elección de ropa, por algún algoritmo cósmico, está influyendo en el clima? ¿A que no? Pues esto igual. Que tu hijo, por casualidades de la vida, haya tenido infecciones bacterianas las anteriores 20 veces, no altera la realidad: por estadística le sigue tocando que sus siguientes infecciones sean víricas, porque en los niños éstas superan a las otras por goleada. Y no, por mucho que quieras a tu hijo, no es ningún caso especial que desafíe las leyes de la naturaleza.

Lo de la resistencia a antibióticos será para la gente que ha tomado muchos a lo largo de su vida, pero tu hijo es la primera vez que se pone malo. A él deberían dárselo porque todavía tiene mucho margen.

Las resistencias no las hacen las personas... ¡las hacen las bacterias! La cosa va así: cuando abusamos de un antibiótico corremos el riesgo de que los gérmenes se acostumbren a él y sufran mutaciones que los hagan inmunes. Cuando una bacteria muta y se hace más fuerte, esa misma mutación la acaba adoptando toda la especie porque es un cambio beneficioso para su supervivencia. Como resultado, cualquiera que se infecte desde ese momento con una bacteria del mismo tipo estará siendo víctima de un germen más preligroso. Los antibióticos que antes acababan con la infección dejarán de funcionar, y si tu hijo se contagia por ese germen dará igual que sea la primera vez en su vida que se pone enfermo: los medicamentos tampoco le harán efecto.

Como no empecemos a ser más responsables, acabaremos creando superbacterias.
Ya hay algunas que son resistentes a casi todos los antibióticos.
Eso sí que da miedo, y no El resplandor.

Tu hijo ya ha tenido muchas veces dolor de garganta o de tripa, siempre le dicen que es un virus y al final, después de consultar 50 veces, le terminan dando antibiótico... ¡y entonces se cura!

Lamento decirte que hay muchas posibilidades de que el pediatra te esté dando el antibiótico por cansino. Las infecciones víricas se curan solas pero a veces tardan hasta 10 días o más. El curso típico suele ser el siguiente: el peque empieza con fiebre, el médico lo explora y te dice que parece vírico. Pasan 3 días y el niño está peor, come poco, duerme mucho. El pediatra lo vuelve a explorar y te vuelve a decir que es vírico. Pasan 6 días y el niño come menos y duerme más, estás de los nervios, vuelves al médico... y él, harto de verte, le receta finalmente el antibiótico. Para cuando empieces a dárselo el virus habrá terminado su ciclo natural de una semana y el chaval mejorará porque ya le tocaba, independientemente de qué medicina le estés dando.

A ti las resistencias te dan igual, te importa mucho más tu hijo. Si tiene una infección y el pediatra cree que es un virus pero no está seguro al 100% que le dé antibiótico de todos modos. Si es una bacteria se curará y si es un virus daño tampoco le va a hacer, ¿no?

Pues sí. Hay determinados virus que interaccionan con los antibióticos dando infecciones más graves o complicadas. Por ejemplo, cuando ponemos Amoxicilina a las amigdalitis víricas, pueden aparecer reacciones cutáneas como esta:

Y os aseguro que pica mucho. Lo pasan peor por el sarpullido que por la infección.
Fuente: Wikimedia commons.

Según un estudio de la Unión Europea de 2015 (que os enlazo abajo) ese año se atribuyeron 33.000 muertes a las resistencias a antibióticos, siendo los grupos de mayor riesgo los menores de 1 año y los mayores de 65. Esa cifra iba en aumento desde 2007. ¿Qué os parece? Vamos a ver si la Semana de Concienciación de la OMS nos ayuda a todos a empezar a hacer un uso responsable de estos fármacos para que todavía nos duren muuuuuucho tiempo más.



Enlaces de interés:
  • Cassini A. et al. Attributable deaths and disability-adjusted life-years caused by infections with antibiotic-resistant bacteria in the EU and the European Economic Area in 2015: a population-level modelling analysis. Lancet Infect Dis 2019; 19: 56–66. Disponible online.

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