Consejos para las familias en urgencias.

Hola a todos, ¿cómo lleváis la temporada de virus primavera-verano? Yo por aquí por levante estoy viendo sobre todo gastroenteritis, así que si sois de esos pobres padres que tenéis al peque con vómitos y/o diarrea os deseo toda la suerte del mundo y una gran dosis de paciencia. Aprovecho para dejaros el enlace a la entrada que hice sobre este tema, por si queréis repasarla.

Como pediatra de urgencias desarrollo toda mi actividad profesional en el mismo sitio, tanto por las mañanas como durante las guardias, y se me ocurrió escribir este post porque veo que las familias, cuando venís, soléis pecar todas de los mismos despistes en vuestra visita al hospital. Ojo, no se trata de criminalizar a nadie, solo os doy unos consejos para que la estancia en urgencias - que ya de por sí es desagradable casi siempre - se haga más amena para los niños y para vosotros, y nos facilite la exploración a los médicos.

Ojalá todos vinieran así de contentos. Fuente: Wikipedia.

  1. No amenacéis a los niños con que "te van a pinchar si te portas mal". Los pediatras ya tenemos bastante mala prensa entre nuestros pacientes como para que encima nos hagáis ver como El Castigador.  Intentad que los peques nos vean como figuras amables que están de su parte y que van a intentar ayudarles a que se pongan buenos, porque de lo contrario llorarán aterrados nada más entrar y no podremos auscultarles, tocarles la tripa ni diagnosticar nada en condiciones.

  2. Entiendo que estéis nerviosos. Vuestro hijo/sobrino/nieto está en urgencias, está enfermo y a veces tenemos que hacerle pruebas. Algunas de esas pruebas pueden ser impactantes para la familia, como una punción lumbar, y nadie os puede pedir que "no os preocupéis". Pero sería importante por el bien de los pacientes que no lloréis delante de ellos y mucho menos gritéis. Que pongáis cara de pánico y exclaméis "¡POBRECITO! ¡¿Qué le vais a hacer?!" solo hace que el crío, si no lo estaba ya, se ponga de los nervios y todo le duela el doble. 

  3.  Llevadlos siempre al médico con ropa fácil de poner y quitar, porque a veces entran dormidos y es entonces cuando podemos auscultarlos mejor. Si tenéis que empezar a desabrochar botones, lazos y el dichoso body (no es nada personal, pero qué manía le tengo) se despiertan, nos ven, empiezan a gritar y estamos perdidos. Si hace frío tienen que ir abrigados, pero si podéis ir quitándoles capas en la sala de espera les estáis haciendo un favor. Hay veces que he explorado a bebés enteros sin que se despertaran levantándoles la camiseta y bajando el pantalón sin tener que hacer malabarismos. Para ellos es mucho menos traumático así.

  4. Coged algo para que se entretengan en la sala de espera. Lo habitual es que las pruebas se demoren, o tengamos que darles alguna medicación y luego dejarlos unas horas para ver cómo evolucionan. En algunos casos se pueden pasar aquí todo el día, y la dotación de material lúdico en los hospitales públicos suele ser lamentablemente... limitada, por decirlo de alguna manera. Ahora mismo solo tenemos unos dibujos que vamos imprimiendo nosotros, cuatro lápices de colores sin punta, algún cuento con páginas rotas y un puzzle al que cada vez le quedan menos piezas. Todo lo que podáis traer de casa que al niño le guste os ayudará mucho a soportar la espera cuando estéis atrapados aquí durante horas.

  5. No os voy a mentir: a veces, como todo en esta vida, os encontraréis con médicos, enfermeros, auxiliares o celadores que no tendrán un buen día y os darán una respuesta más brusca de lo deseable. No obstante, la mayoría del personal estamos haciendo nuestro trabajo y solo queremos lo mejor para el niño. Aunque a veces no estéis de acuerdo con nuestra actitud siempre es mejor que nos lo comentéis aparte, fuera de la consulta, y no delante del paciente. Es importante transmitirle que todos vamos a una. Que os pongáis en nuestra contra con comentarios como "estás tardando mucho en pincharle", "le estás haciendo daño" o "su pediatra no tiene ni idea" solo hace que se destruya la confianza y la buena relación que podamos haber construido con el peque. Y de nuevo, eso solo hará que se asuste mucho más cada vez que viene a vernos.

  6. Esto no haría falta ni recordarlo, pero por lo mismo que el punto previo es importante que nos hablemos todos siempre con educación. Deberíamos dar ejemplo a los niños con nuestra propia actitud.

  7. No deberíais llevar nunca niños sanos a urgencias. No es infrecuente que las familias vengan en grupo con todos los hermanos detrás, y no tenéis que olvidar que estáis en un hospital donde la sala de espera está llena de pacientes contagiosos. Por esto mismo hay que respetar la norma de que los menores de 12 años no deberían estar nunca como visitantes en las habitaciones tampoco. No es porque a nosotros no nos apetezca que estén ahí, es por su propia salud.

Espero que os sirva de ayuda. ¿Y vosotros? ¿Tenéis alguna experiencia personal que queráis compartir? Cualquier idea es bienvenida, hay familias que sois tristemente más veteranas que otras en esto de venir a urgencias, podéis compartir lo que queráis con un comentario. ¡Nos leemos la semana que viene!.

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